LA SUBJETIVIDAD MENDOCINA




LA SUBJETIVIDAD MENDOCINA ENTRE 1966-1972
 JUAN JOSE DELIBERTO


   





1.        INTRODUCCIÓN
            Tratar de comprender la historia, es adentrarse en ciertos procesos tanto colectivos como individuales del ejercicio del poder y su influencia en las relaciones interpersonales y grupales. Aprehender la historia no es sólo elaborar una cronología exacta de fechas y acontecimientos, sino desenredar la maraña de intereses “ocultos” por el “relato” de quienes ejercen el poder y cuya trama se desarrolla en la vida cotidiana. Pero también se trata de comprender los “silencios” de los más débiles que sufren las consecuencias de la desigual relación de poder. El poder se extiende a través de una organización reticular donde transitan individuos en relación; muchos que lo padecen y pocos que lo ejercen arbitrariamente.
            En ese marco de relaciones desiguales se va construyendo un sujeto mendocino que pone en disputa la imagen tradicional y oficial de una Mendoza pujante y equilibrada  tal como se exponía entre los años 1966 y 1973.  La mayoría de los mendocinos sufría de diversas formas la aplicación de un poder autoritario, soberbio y excluyente de las necesidades de las mayorías. Se comenzaban a forjar las raíces que luego darían sus frutos atroces a partir de 1976 conformando integralmente lo que O Donell llamaría: Estado burocrático autoritario.
Los tentáculos de ese poder autoritario abrazaban a todo el país, incluida Mendoza.
            Siempre el relato procedente de las clases acomodadas ha penetrado capilarmente la estructura cultural del pueblo mendocino, y desde diversos dispositivos ha sido gestionado en todas las manifestaciones de la micropolítica. Entonces perdura esa imagen de la Mendoza  conservadora,  tranquila y muy pujante cuya excedente económico desborda hacia todos. En esta pujanza del “inmigrante europeo” radica la riqueza de estas tierras y la nobleza del trabajo. Poderosos bodegueros y productores agrícolas, “ilustres” políticos y figuras “influyentes” del quehacer social y cultural constituyen una historia “for export”.  
            Sin embargo, ríos caudalosos de experiencias de vida y lucha subyacen por los márgenes del  relato instituido. Experiencias marcadas por el sufrimiento y la carencia se hace carne en los cuerpos explotados, silenciados y humillados. La Mendoza de las miserias de los barrios hacinados, la Mendoza de la precariedad de los trabajadores de la tierra, el desprecio por los maestros y la indiferencia para la inmensa mayoría de los trabajadores.
            Las relaciones asimétricas siempre revelan situaciones de conflicto permanente que se alimenta dentro de una olla de presión social y con un pequeño detonante explota: así nació El Mendozazo de 1972.
Rupturas y continuidades se daban en el mundo y en la Argentina.  

2.        GEOPOLITICA INTERACTIVA
            El mundo muy convulsionado hacia 1960, importantes cambios se impulsan desde abajo hacia arriba. Varias regiones experimentan cambios radicales. Desde el movimiento Hippie a la revolución cultural desde la música y el arte en general hasta la política. La Revolución cubana y la impronta singular del “Che” Guevara hacia todo el planeta. Los revolucionarios sucesos del Mayo Francés (1968), la Primavera de Praga, el Otoño caliente italiano, la guerra de Vietnam y los procesos de descolonización en el África con Mandela en la cárcel.  Hechos políticos, aunque lejanos, contribuían a la percepción de que se estaban viviendo momentos de transformaciones históricas.  Convocatorias populares masivas. Líderes representativos dispuestos a luchar junto al pueblo: Malcom X, Martin Luther King, Angela Davis, el movimiento estudiantil francés con uno de sus líderes: Alain Geismar, que expresa lo siguiente:
Fue un movimiento que no puede juzgarse de forma aislada, sin tener en cuenta acontecimientos como las protestas contra la guerra de Vietnam, la lucha por los derechos civiles, el Verano del Amor en EEUU o la Primavera de Praga en Checoslovaquia. El caso es que una protesta de estudiantes e intelectuales fue acompañada de un tremendo movimiento social, con 10 millones de huelguistas.[1]
            En América Latina, la Revolución Cubana desde 1959 y el triunfo de la Unidad Popular con Salvador Allende en Chile en 1970 mostraban dos vías distintas para delegar poder verdadero en el pueblo.  Se dibujaba en el horizonte la idea de que la revolución era posible.
En definitiva, un momento de crítica al colonialismo, al autoritarismo, al conservadurismo y a la indiferencia de los poderosos frente a un despertar de jóvenes que no querían más de lo mismo.  En nuestro país, podemos mencionar algunos antecedentes importantes de manifestaciones populares que aportaron su granito de arena a la comprensión del pueblo mendocino de que la lucha en la calle era la herramienta formidable de recuperar conquistas perdidas y otorgar poder real al pueblo en su conjunto.
Veamos que ocurría entre 1969 a 1972: todas puebladas insurreccionales:
·         el Ocampazo (enero-abril de 1969): fue una importante revuelta social sucedida en el año 1969 en la ciudad de Villa Ocampo, Santa Fe. Se trató de una huelga obrera que derivó en una pueblada en defensa de la histórica y principal fuente de trabajo de la ciudad, el Ingenio Arno. 
·         el Correntinazo (mayo de 1969):   fue un movimiento de protesta que incluyó manifestaciones y huelgas realizadas en la ciudad de Corrientes, Argentina. Se produjo en un clima de tensión generalizada contra el gobierno militar de facto liderado por Juan Carlos Onganía.,
·         el primer Rosariazo (mayo de 1969): El 16 de mayo, a causa de la inquietud producida por el repudio a los sucesos de Corrientes en la Facultad de Medicina, el rector de la Universidad Nacional de Rosario decidió la suspensión de las actividades durante tres días. Los estudiantes se congregaron en el Comedor Universitario, desde donde marcharon por el centro de la ciudad.  Mientras tanto, desde la Capital Federal se anunció que se habían despachado refuerzos policiales a Corrientes y que la Gendarmería Nacional de Formosa estaba acuartelada en previsión de acontecimientos similares. Al día siguiente, un grupo de unos 400 estudiantes se reunió nuevamente frente al Comedor Universitario, lanzando volantes y haciendo estallar artefactos de estruendo. La policía reprimió la manifestación que coreaba "Acción, acción, acción para la liberación". Un periodista describió así los eventos:
"Un grupo de estudiantes, perseguidos por la policía, corre por la calle Corrientes hacia el sur y dobla por Córdoba, desde Entre Ríos aparecen más policías disparando sus armas. Los estudiantes y decenas de sorprendidos transeúntes quedan encerrados… Algunos estudiantes junto a una docena de paseantes —incluidos varios niños— ingresan a la Galería Melipal. El lugar tiene una sola boca de entrada y salida, por lo que otra vez quedan atrapados a merced de los guardias.
Los agentes ingresan al edificio y reanudan la golpiza. Entre los policías se encuentra el oficial inspector Juan Agustín Lezcano, un ex empleado de la boite Franz y Fritz. La gente trata de evitar como puede la lluvia de golpes: se escuchan súplicas, llantos y alaridos. En medio de la confusión suena un disparo. Cuando la policía se repliega queda en el suelo, junto a la escalera que lleva a los pisos superiores, el cuerpo de Adolfo Bello con la cara ensangrentada".
Reynaldo Sietecase, citado en Ceruti & Sellares 2002

  • ·         el Salteñazo (mayo de 1969): fue una insurrección popular sucedida en la ciudad de Salta, Argentina, entre el 21 y el 25 de mayo de 1969. El estallido se inició con una huelga de estudiantes secundarios, que bloquearon con pegamento las puertas de ingreso a los establecimientos educativos para concentrarse en la plaza principal, frente a la casa de gobierno, para exigir la renuncia de Hugo Alberto Rovaletti, designado para hacerse cargo de los poderes ejecutivo y legislativo luego de la muerte del anterior gobernador. Con apoyo sindical y de la población, y armados con naranjas y barricadas, los estudiantes y obreros enfrentaron a la policía y tomaron el centro de la ciudad durante unas horas.
  • ·         el primer Cordobazo (mayo de 1969): El 29 de mayo de 1969, la clase obrera, los estudiantes y el pueblo pobre de Córdoba llevaron a cabo una semi-insurrección obrera y popular que hirió de muerte a la dictadura de Juan Carlos Onganía y puso en vilo a la sociedad burguesa. Ese día, en que la clase obrera se alzó como caudillo del pueblo oprimido, se abrió un proceso revolucionario que solo podrá ser cerrado con el golpe genocida de 1976. El Cordobazo fue precedido por una serie de movilizaciones estudiantiles y obreras cuyos puntos más altos son las manifestaciones de los estudiantes en Corrientes donde cae asesinado Juan José Cabral, y en Rosario los jóvenes Bello y Blanco lo que provoca el levantamiento obrero conocido como el primer Rosariazo.
El 29 de Mayo la ciudad amanece con un paro general convocado por la CGT, que en Córdoba se lleva a cabo por 36 horas y mediante una movilización hacia el centro de la ciudad. La eliminación del sábado inglés incentiva la oposición obrera. La movilización estuvo claramente encabezada por las columnas de los sindicatos (SMATA, Luz y Fuerza, UOM, UTA) que avanzan hacia el centro de la ciudad. Se movilizan de 3.000 a 4.000 obreros de IKA a la que se suman 1.000 metalúrgicos. También marchan los obreros de combativas fábricas como Perdriel, ILASA, y Perkins, así como de IME y la Fiat (aunque no organizados) también participaron. En el caso de Luz y Fuerza la columna había reunido a 1.000 trabajadores mientras que los empleados públicos, bancarios, judiciales, municipales y de comercio también fueron de la partida.
Junto a los obreros industriales, la otra fuerza social movilizada en importancia es la de los estudiantes universitarios que resisten en el Barrio Clínicas. La unidad obrera estudiantil fue una de las claves de la jornada y un signo de la época.
·          el primer Tucumanazo (mayo de 1969), Se conoce como Tucumanazo a cada una de las tres puebladas insurreccionales ocurridas en la ciudad de San Miguel de Tucumán, capital de la Provincia de Tucumán en la región noroeste de Argentina, entre 1969 y 1972. La provincia de Tucumán fue una de las más afectadas con las medidas de Onganía dentro del conjunto del país. El cierre de 11 ingenios tras su intervención en 1966, la intervención en la Universidad Nacional de Tucumán, y otras disposiciones de la dictadura golpearon duramente en la estructura social, económica, política y cultural de la provincia, convirtiéndose en una de las de mayor número de movilizaciones y alzamientos tanto urbano como rural, en una combinación de sectores que podría caracterizarse como una alianza obrero – estudiantil.
·         el segundo Rosariazo (septiembre de 1969),: La dictadura militar de 1966, tras intervenir "La Unión Ferroviaria", anuló convenios y conquistas, produjo rebajas de categorías y de sueldos, 116.000 empleados y obreros fueron sancionados. El 8 de septiembre de 1969, el Cuerpo de Delegados de la Seccional Rosario del Ferrocarril Mitre y la Comisión Coordinadora de la Unión Ferroviaria comunicaba que "se iniciaba una huelga de brazos caídos en los lugares de trabajo", tras la suspensión de un delegado administrativo. Pararon ese día los Talleres de Rosario, Pérez, Villa Diego, y personal administrativo. Por la noche en una masiva asamblea se decidió continuar la huelga, esta vez por 72 hs., con la adhesión de La Fraternidad, y la medida se extendió a las Seccionales de Arroyo Seco, Empalme, Villa Constitución, San Nicolás, Cañada de Gómez y Casilda.
La empresa anuncio suspensiones, la CGT Rosario se declaro "en estado de alerta y convocó a un plenario", mientras los delegados declararon "la huelga por tiempo indeterminado" a partir del día 12. La solidaridad del resto de los ferroviarios se extendió por todo el país. La dictadura a través del CONASE (Consejo Nacional de Seguridad), ordenaba la aplicación de la "Ley de Defensa Civil", por lo cual todo el personal ferroviario era movilizado, con convocatoria militar y les sería aplicado el Código de Justicia Militar.
·         el Cipolletazo (septiembre-octubre de 1969):  fue una pueblada que ocurrió entre el 12 y 17 de septiembre de 1969 en la localidad de Cipolletti, Río Negro. Durante la dictadura de Juan Carlos Onganía, la comunidad cipoleña salió a las calles en defensa del jefe comunal Julio Dante Salto, ya que el gobierno militar de la provincia, el ingeniero Juan Antonio Figueroa Bunge, quería expulsarlo de su cargo. Una de las razones por las que el gobierno provincial de facto quería destituirlo fue que el comisionado local cuestionó la aprobación de un proyecto para construir un puente sobre el río Negro, a la altura de Paso Córdova, y pavimentar la ruta 6 hasta San Carlos de Bariloche.1 Ante esta situación, miles de personas salieron a las calles a manifestarse a favor del intendente de la ciudad. Luego de dos días de manifestaciones, se llegó a un acuerdo al nombrar un interventor.
·          el Choconazo (febrero-marzo 1970):  fue una protesta social masiva que ocurrió entre la segunda quincena de diciembre de 1969 y los últimos días de marzo de 1970.1 Los obreros que estaban construyendo la represa de El Chocón-Cerros Colorados sobre el río Limay, en la provincia del Neuquén, Patagonia argentina, iniciaron dos huelgas y contaron con el apoyo general de la población. Llegaron obreros de todo partes de Argentina y de países limítrofes quienes construyeron la Villa temporaria que fue utilizada como vivienda de un selecto grupo de capataces y obreros especializados junto a sus familias, mientras el resto de los trabajadores considerados menos calificados o "golondrinas" provenientes del norte del país, o de países limítrofes (Chile, Bolivia, Paraguay) padecía condiciones de vida infrahumanas sumado a las pésimas condiciones laborales, se trabajaba 12 horas por día teniendo el día domingo libre. 4 La máxima cantidad de obreros fue de 3.000, trabajaban de 8 a 20 y de 20 a 8 h, más el turno de franco; En relación a la mortalidad en "comparación" con otras obras de la época el promedio fue ínfimo.
Sigue la lista de rebeliones populares a lo largo y ancho del territorio argentino con  el segundo tucumanazo (noviembre de 1970), el Catamarqueñazo (noviembre de 1970), el segundo Cordobazo o Viborazo (marzo de 1971), el Casildazo (marzo de 1971), el Jujeñazo (abril de 1971), el Rawsonazo (marzo de 1972  el Quintazo (junio de 1972), el Rocazo (julio de 1972), el Animanazo (julio de 1972) y el Trelewazo (octubre de 1972) y muchos asesinatos de manifestantes. 


3.       RUMBO AL MENDOZAZO de 1972.
            Es importante entender la rebelión mendocina de 1972 como detonante histórico de numerosas y antiguas situaciones de desigualdad.
            Desde casi un siglo hacia atrás los trabajadores y sectores más empobrecidos claman por justicia. Cerca de mil peones rurales que tendían las vías del ferrocarril producen la primera huelga en la provincia en 1890 en la zona de Uspallata. Simplemente reclamaban mejoras en sus condiciones laborales y denunciaban abusos patronales: ¿cambió algo?.
             El  Gobierno Lencinista, en los años 20,  había impulsado leyes socio- laborales, para canalizar la desigualdad: Jornada de ocho horas de trabajo sancionada antes que fuera regulada internacionalmente: Logro exclusivo de las luchas sociales de los trabajadores. 
Esta es la otra Mendoza,  sufriente, luchadora y ocultada a lo largo de su historia.
            Continuamos transitando algunas líneas de fuga con respecto a la “historia oficial” que siempre nos contaron.
Llega 1955, luego del primer gobierno peronista que amplió los derechos sociales y económicos de los trabajadores, comenzaba a palpar la crisis y el aumento de la tensión social porque esos derechos conquistados estaban en peligro. Ambiente propicio para desencadenar un fuerte golpe de Estado que persigue al líder Juan Domingo Perón, bombardeando Buenos Aires matando muchos inocentes que simplemente transitaban por la ciudad. Tal como expresa en una de sus estrofas el músico Charly Garcia: “No bombardeen buenos aires No nos podemos defender.
Los pibes de mi barrio se escondieron en los caños
[2]
Con la toma del poder por la fuerza de la autodenominada “Revolución Libertadora”, se decreta la proscripción del peronismo. Se corta la bonanza económica de los trabajadores y el empresariado busca vincularse al capital financiero internacional desmantelando la estructura industrial que genera trabajo y riqueza para el país. Quieren “modernizarse” adaptándose a las nuevas reglas del mercado. Cambia la organización del trabajo y la producción, incorporando nuevas tecnologías,  maquinarias y desocupando mano de obra, o sea una ecuación perfecta: menos trabajadores por más tiempo de trabajo para dar más producción pero con el mismo valor salarial.   
Impulsan medidas estrictas de racionalización y disciplinamiento en los ámbitos laborales y también sociales. Es decir represión física y moral mediante un discurso hegemónico y excluyente dirigido hacia quienes se opusieran al nuevo modelo  de ajuste y acuerdo con los Organismos Financieros Internacionales  tomando deuda. 
            Es lógico pensar que dentro de este contexto social y económico con un pueblo estudiantil y trabajador con alta conciencia política y compromiso social – tal como sucedía en el resto del mundo – reaccionaría con rebeliones, manifestaciones y reclamos por doquier. Comienza a configurarse un especie de estado asambleario dentro de todas las organizaciones obreras y estudiantiles en toda la geografía provincial y con distintas estrategias:  la lucha armada, el reclamo pacífico, huelga general, ollas populares etc.  A lo largo del tiempo se fue conformando un combo inflamable y muy peligroso para los sectores dominantes que intentaban calmar el malestar social con medidas represivas y ajustes intermitentes:
·         Violencia estatal en las Universidades con “la noche de los bastones largos”,
·         Intervención forzada a las entidades gremiales,
·         Encarcelamientos de líderes sociales y gremiales, etc, etc.
            La dictadura trata de sofocar la “radicalización de la protesta” que se hace carne en los cuerpos protagonistas y se afirma en la lucha. 
            Buscar acuerdos urgentes para llamar a elecciones aparece como una alternativa viable, pero siempre con la exclusión del peronismo: protagonista político principal en ese entonces.
Solo surgen gobiernos legítimamente elegidos  pero con escasa representación política posibilitando rupturas del orden constitucional:  golpes de Estado.
Asimismo se advierten cierta continuidad en la represión y el ajuste:   Plan Conintes,  que permitía la intervención de las FFAA para sofocar y reprimir cualquier tipo de reunión opositora, protestas o movilizaciones.
             Estalla el Cordobazo, el 29 de mayo de 1969, tambalea el Gobierno de Onganía.
Mientras tanto en Mendoza cientos de estudiantes son  reprimidos con gases en pleno centro de la ciudad. 
En enero de 1970 se desata un aluvión que arrasa muchas viviendas precarias e inunda de lodo el centro, la  Mendoza  “pulcra” actúa de inmediato para solucionar este terrible momento.  Queda expuesta la grave situación de las zonas “marginadas” muy cerquita del coqueto centro.  
            Marzo de 1971. Fiesta de la Vendimia. Un ambiente acorde de alegría y glamour será cuestionada por una gran  manifestación de las villas inestables. Obreros, estudiantes, desocupados, organizan su “propio carrusel” del hambre y la impotencia. Por primera vez irrumpen en una ciudad que les es ajena y agravian una fiesta que consideran hipócrita.
            Las manifestaciones contra la dictadura fueron aumentando hacia marzo del 71.  Muchos sectores profundizaron sus cuestionamientos y exigencias al gobierno provincial multiplicando las medidas de fuerza. No era solo una cuestión de intensidad y radicalidad sino que además comenzaban a darse pasos firmes hacia una articulación concreta   cuyo punto más alto de unidad y exposición en la calle sería, “el Mendozazo”.

3.1 EL CUERPO EN LA CALLE
Los estudiantes secundarios y universitarios, de establecimientos públicos y también privados, fueron actores clave.
Mediante asambleas unificadas exigían el fin de los exámenes de ingreso y formaron comisiones de lucha para eso. Este reclamo llevaba de fondo un fuerte cuestionamiento a las políticas educativas de la dictadura. Las pancartas y cánticos escuchados en las numerosas movilizaciones denunciaban que «La limitación perdura por obra de la dictadura», a la par que se declaraban «Por el libre acceso a la cultura», y «Por una Universidad del pueblo, en una patria liberada».
            Tomaron las facultades y el rectorado, cuyos edificios se encontraban en su mayoría en el centro de la ciudad. Los enfrentamientos con la policía era permanente y por lo tanto duramente reprimidos. Inventos de procesos judiciales para los estudiantes por el sólo hecho de protestar en la calle. Cuerpos reprimidos.  
            El espíritu crítico de los estudiantes no cesaba de ninguna manera. Muchos colectivos sociales politizados contribuían a la lucha: abogados defensores de presos políticos, curas tercermundistas, artistas populares y periodistas. También algunas organizaciones  armadas  y numerosas experiencias de organización vecinal de los barrios populares componían este gran movimiento mendocino. Cuerpos que resisten.
            Importante trabajo social realizaron los vecinos, estudiantes y curas tercermundistas a través de la Cooperativa Integral del Barrio San Martín. Eran espacios de articulación  para quienes la historia de esa Institución resultaba una referencia ineludible. A través de movilizaciones, los vecinos trasladaban sus reclamos de la periferia urbana al centro mismo del poder político. Desde una Coordinadora Intervillas, se llevaron adelante acciones que resultaban intolerables para las clases acomodadas, como por ejemplo pasearse en plena vendimia frente al Plaza Hotel (actual Hyatt) o a la tradicional u.v.e.x.p.o (feria del vino) en carros destartalados. Paulatinamente, a partir de problemas comunes como la desocupación y el aumento del costo de vida, las organizaciones barriales fueron articulando su accionar con los sectores combativos del movimiento obrero.
            Por aquellos años, aproximadamente la mitad de los conflictos obreros fueron protagonizados por trabajadores del Estado, frente a los cuales los gobiernos provinciales respondieron ignorando las reivindicaciones, declarando ilegales las medidas de fuerza o reprimiendo. Así, la escena pública fue ocupada, principalmente, por los sufridos trabajadores de la educación. 
Cuerpos en ruptura.

4.       ¿DÓNDE QUEDÓ TODO?
La lucha popular colectiva como individual constituye el firme compromiso de exponer la corporeidad humana en función de bienes comunes.
La acción tiene relación directa con el cuerpo y el cuerpo mismo es acción.
El cuerpo mendocino que se rebelaba ante la injusticia fue  objeto de represión, manipulación, sometimiento y explotación por quién detenta o ejerce el poder desde arriba hacia abajo.
            Las célebres maestras del mendozazo son un ejemplo: soportaron el agua teñida de tinta, los gases, las bombas y los golpes de la policía sobre sus cuerpos. 
Los múltiples y valientes cuerpos de obreros que caen heridos al suelo frente al atropello policial. Muchos heridos y muertos, sin embargo las columnas de trabajadores y vecinos crecían movilizadas.
Miles de estudiantes enarbolando las banderas de la libertad, de la democracia y de la igualdad frente a un Estado burocrático autoritario.
El Mendozazo como un proceso de la lucha de los más desposeídos se ha fundido en la conciencia histórica de Mendoza y continúa latente en cada uno de los cuerpos explotados, sometidos a la injusticia social.
En un rincón de nuestra memoria colectiva aún permanece y se agita en el presente cuando piden salarios dignos, mejores condiciones de trabajo, menos ajuste para los más pobres, oportunidades para todos, cuando los estudiantes reclaman organizados, cuando la protesta se hace carne en la defensa de nuestros recursos más vitales. Es ahí donde anida el espíritu de ese Mendozazo que marcó toda una época y que en su dinámica se pueden leer todos los sucesos que acontecieron entre 1966-1973. 
BIBLIOGRAFÍA:
Álvarez, Yamile (2009). Las reformas posconciliares y su impacto en Mendoza: el grupo de los 27 y el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.      XII Jornadas  Interescuelas/Departamentos de Historia. Departamento de Historia, Facultad de Humanidades y Centro Regional Universitario Bariloche. Universidad Nacional del Comahue, San Carlos de Bariloche, 2009.

Colectivo Fantomas  (2012). EL MENDOZAZO Herramientas de rebeldía. El Mendozazo: herramientas de rebeldía / M. Florencia Bertolotti… [et.al.]; con la colaboración de Sebastián Castro… [et.al.]. – 1ª ed. – Mendoza: Editorial de la Universidad Nacional de Cuyo, Ediunc, 2012.

Deleuze, Gilles (2010): Foucault: Paidós, Madrid.

Nietzsche, Friedrich (1988): De la utilidad y los inconvenientes de la historia para la vida: Península, Barcelona.

O¨Donell, Guillermo (1982) El ESTADO BUROCRATICO AUTORITARIO: Triunfos, derrotas y crisis. Editorial de Belgrano. Bs As.
             


           






[1] Entrevista brindada a la revista “el mundo”. https://lab.elmundo.es/mayo-del-68/alain-geismar.html
[2] Letra extraída del tema musical de su autoría, referida al golpe de 1955: “No bambardeen Buenos Aires”.

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