OID EL RUIDO DE GRUESAS CADENAS

      




   Un proceso revolucionario no tiene principio ni fin, no tiene un camino trazado ni una meta prediseñada. Es un movimiento en constante devenir,  que nunca se detiene y esa es su inmanencia.

         Quien revoluciona no quiere tomar el poder establecido para estratificarse y ser funcional a la burocracia. Se mueve colectivamente impulsando, construyendo mundos, nuevos mundos, habitando nuevas existencias articuladas, produciendo nuevas maneras de ocupar el espacio tiempo.

             Moreno, Belgrano, Castelli, Artigas, Berutti, French  y San Martin, sólo por resaltar algunos, encarnaban ese espíritu revolucionario cuya herramienta maquinica producía deseo de cambio permanente como  modificador  de la realidad colectiva y singular.  Pensaban y se sentían herederos de lxs auténticxs  esclavizadxs y colonizadxs: lxs originarixs  indixs, negrxs,  pobres,  desterradxs,  desposeídxs de todo, todo.

           El surgir asambleario del año XIII muestra la acción de esos revolucionarios. Luego, todo fue desvaneciendo y los que detentaron el poder colonial regresaron en una peor versión para endeudarnos,   quitarnos los territorios, y entonces  nos ocultaron y esclavizaron nuevamente.

        De nada sirvió la guerra de guerrillas de lxs indixs americanxs durante 300 años, contra los españoles, que allanaron el camino para continuar la lucha ancestral contra el robo, la masacre y la esclavitud. 

     Así llegamos hasta hoy: cabalgando sobre la ilusión de una libertad abstracta,  soñando cada año sólo en una fecha y así celebramos con grandes puestas en escena en los actos escolares y oficiales,  sin advertir que a cada instante somos habladxs, pensadxs y actuadxs por  el modelo identitario del poder colonizador, dominador, explotador y usurpador de los territorios, de los cuerpos y de la vida.

    Ese movimiento revolucionario no ha desaparecido, sólo que ahora ha sido relegado y se desliza en aguas subterráneas arrastrando en su cauce a muchos, muchas, muches, distintxs, diversxs, otros, otras, otres. 

Ese flujo, ese río de deseos latiendo allá lejos y en los márgenes tendrá su retorno y el ciclo circular de la historia producirá nuevas subjetivaciones, y acontecimientos  en cada manifestación popular, en cada reclamo y entonces serán, en algún momento  lxs desaparecidxs,  perseguidxs, asesinadxs, torturadxs y explotadxs que podrán fundirse y crear sujetxs capaces de autogestionarse para construir ecosistemas  comunitarixs libres y democráticas. 

Como dijo Walter Benjamin: hay que intentar entretejer un secreto compromiso de encuentro entre las generaciones del pasado y la nuestra.

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