MÁQUINAS CRIPTO-PARTIDARIAS
La remanida campaña electoral aparece como una patética lucha de élites por minúsculas partes del mercado político que saldrán reforzadas por haber debilitado a sus rivales en un juego de calumnias que vienen y van. Aunque esto es un error, ya que se gana en potencia combatiendo un enemigo no rebajándolo.
La potencia es siempre posibilidad de expansión múltiple tanto espiritual, teórica y material. En la acción política es necesario y vital articular estos tres elementos. Eso produce bienestar individual y colectivo hacia el interior de las máquinas partidarias.
¿Y qué es el bienestar? Es el sentimiento de que la potencia crece, de que la vitalidad aumenta y que algún obstáculo está a punto de ser superado para dar lugar a algo mayor.
Eso es la potencia, la posibilidad de perseverar; el resto es una cruenta lucha de egos en la que quien derrame menos sangre será el llamado “vencedor”, aunque su caída, su putrefacción y su muerte sean igual de inevitables.
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