FUGAR ES UN ACTO TERAPEUTICO

 

  

FUGAR ES UN ACTO TERAPEUTICO

ESCAPAR DE LA SOCIABILIDAD ENVENENADA

CREAR ENCUENTROS QUE PRODUZCAN AFECTOS ALEGRES

ALEGRÍA ES SENTIRSE PLENO, INTEGRAL

Poroto es un personaje  de una obra de teatro creada por el Psicoanalista y dramaturgo argentino  Eduardo “Tato” Pavlosvky.

Este interesante personaje plantea la necesidad de construir buenos y nuevos encuentros que produzcan afectos “alegres” a partir de la fuga de vínculos venenosos (tóxicos), salir de la telaraña de la sociabilidad envenenada tendida por el modelo del capitalismo en red.    

Poroto propone la fuga, la huida de todos aquellos vínculos que   descomponen a los cuerpos. Disminuye la potencia de actuar.

             Para Poroto:  huir no es una enfermedad, sino una ciencia que deberían enseñarnos desde niños para huir rápidamente de la idiotez. 

Una ciencia con fundamento existencial: la huida le permite diseñar un sentido para su vida. Esboza lo siguiente:

·         Cada mañana hay que inventar el día.

·         La vida es una enorme partida y hay que estar entrenado todos los días.

·         Hay que aprender a no aguantar a nadie, ni aun a los propios padres.

·          Hay que asombrarse de uno mismo.

·          No hay que aprender a comunicarse, sino aprender a huir a tiempo.

·          La vida es maravillosa sólo si uno aprende a seleccionar momentos.

·         La vida en sí no es interesante; sólo la podemos hacer atractiva si la diseñamos todos los días.

·         Mucha gente nos enferma y nos intoxica. Es una ciencia descubrir la toxicidad en la gente.

·          Hay que tener cuidado de no dejarse atrapar por ninguna cara, ni por ninguna teoría; la métrica es una ciencia fundamental.

·          Hay que seleccionar bien las cosas que hay que hacer para sobrevivir.

            En este mundo hiper – conectado e invadido por la comunicación e información vigilante, sería bueno traer a Deleuze:

“Aprender a crear vacuolas (burbujas) de incomunicación.

Diseñar estas burbujas para llevarlas siempre consigo a mano”  

Poroto también había diseñado el tiempo que podía soportar sin intoxicarse en las conversaciones habituales con las personas que se cruzaba diariamente, por ejemplo:

- El portero: dos segundos.

- Su madre: un minuto 10 segundos.

- Su padre: un minuto 14 segundos.

- Pedro (amigo ocasional con quien se encontraba en la estación Floresta): 10 segundos y tres cuartos.

- Su tío Mito: un segundo.

- Miss Golden (profesora de inglés): 20 minutos.

- Alsacia (prostituta a quien frecuentaba): una hora.

- Su novia Serafina: cuatro períodos de dos minutos con pausas de un minuto.

 

 

 

 Narra Pavlovsky que Poroto había realizado un viaje a Groenlandia (donde fue muy feliz). Desde allí escribió:

“La gente está aquí permanentemente de pie, casi ni se sienta. Casi no hay sillas en las reuniones. Un movimiento mínimo y discreto les permite apartarse de los demás. Debido a ello, la gente se siente más libre que teniendo que levantarse dificultosamente de algún lugar. El incorporarse sería una comunicación de la intención de alejarse. Se mueven libremente y pueden –puesto que están de pie permanentemente– apartarse sin mucha ceremonia e irse a otro lado cuando les plazca. Nada es llamativo y nadie se sentiría ofendido. La ventaja de estar siempre de pie es como nadie se ofende –poder irse del lugar cuando a uno le place y sin dar explicaciones. Hay menos enfermos de resentimiento y enfermedades digestivas. Un mundo libre”.

”¡Cuánto tiempo he perdido en las sillas, querido amigo!

”El que está de pie expresa grandeza e independencia y el que está sentado expresa peso y duración.

”Sobre el acuclillado: es el que se ha desprendido de los hombres, no grava sobre nadie; descansa en sí mismo”.

“Creo que mucha gente enferma porque combina mal con otra persona y es proclive a enfermar por permanecer junto a esa persona durante años. Muchas enfermedades psicosomáticas las creo atribuibles a estas relaciones”.

La gente no percibe la toxicidad que emana entre ambos y no puede –según la filosofía de Poroto– huir a tiempo.

EN ESTE CASO LA HUIDA ES UN ACTO TERAPEUTICO, como dice Poroto.

 

“En nuestra vida corriente percibimos que hay relaciones que nos producen alegría: nos volvemos más creativos y con pasiones nuevas. Y hay otras relaciones donde no combinamos y “pensamos mal”. Esto produce tristeza. La pérdida de conciencia de este último vínculo como producción de síntomas es de gran importancia”.

La capacidad de la gente de permanecer en situaciones “idiotas” es inconmensurable.

 La capacidad de la gente que no huye a tiempo de este tipo de relaciones es a veces inconcebible.

Concluye el brillante autor:

A lo largo de mi vida, he conocido gente inteligente que progresivamente perdió creatividad, potencia y pasión por estar ligada a relaciones tóxicas.

Por eso:

FUGAR ES UN ACTO TERAPEUTICO

 

 

 

 

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