CONTROVERSIAS DEL LENGUAJE
EL LENGUAJE:
¿COMUNICA?
¿TRANSMITE REALIDAD DIRECTA O REPRESENTA TODO?
¿CREA FICCIÓN?
¿Podemos entendernos utilizando el mismo sistema lingüístico?
Dice Nietzsche que la metafísica utiliza la lengua como sistema estructurado (lenguaje) para ofrecer una impresión falsa de un mundo verdadero, de una realidad auténtica.
¿Será esto así?
Pues, veamos:
La metafísica utilizada popularmente, en realidad genera una impresión falsa de un mundo verdadero, de una realidad auténtica por el propio uso que se otorga al lenguaje. Nietzsche cita el ejemplo del relámpago que brilla. El atributo que se carga al relámpago no es sino integrado a la función del relámpago. Aquí denota que la realidad es única pues el sustantivo y el adjetivo están integrados, el relámpago no existe sin brillar, es unidad. Pero el lenguaje intenta separar, dividir lo que está integrado, diseccionar lo que constituye la existencia. En la realidad no hay sujeto ni predicado. Nietzsche rompe con esa dualidad (metafísica). Relámpago y brillo son parte de un mismo acontecer, un mismo suceso. No existe relámpago sin brillo por lo tanto si lo separamos, desaparece la misma noción de relámpago.
LA REALIDAD ES UNICA, ES UNA SOLA. LA METAFÍSICA PRODUCE LA FALSA IMPRESIÓN DE UN MUNDO VERDADERO, DE UNA REALIDAD AUTÉNTICA. TODO ESTO ES ASÍ POR EL PROPIO USO QUE SE DA AL LENGUAJE.
Experimentamos como una totalidad a eso que en el cielo brilla y que le llamamos relámpago, dice Nietzsche. La experiencia individual e inmediata no distingue la esencia naturaleza de la propiedad que en ese momento hace que brille, como puede tener cualquier otro suceso u objeto.
Nosotros experimentamos de forma auténtica, individual e irrepetible.
No podemos separar la idea de relámpago de la idea de brillar. Es experimentado por cada uno de nosotros de manera única, conjunta e irrepetible.
Si pudiéramos, aunque sea fugazmente, pensar por fuera de la coerción gramatical, podríamos afirmar con Nietzsche:
“El sustrato no existe; no hay ningún ser detrás del hacer, del actuar, del devenir; el “agente” ha sido ficticiamente añadido al hacer, el hacer es todo”. (Genealogía de la Moral I)
Pero en el andamiaje estructurado del lenguaje ya se encuentra naturalizada la distinción entre la esencia y la apariencia.
Al describir fenómenos determinados, el lenguaje oculta el verdadero sentido de lo que deviene, de lo que acontece:
1. Los conceptos del lenguaje no expresan realidades directas y concretas, sino que desde su significante se engloba realidades muy distintas, se trata de conceptos de clase (Platón y su concepto de idea, o sea una copia del mundo). Por ejemplo: detrás del término HUMANIDAD se esconden millones de facetas, de personalidades concretas, todas diferentes entre sí: tamaño, forma, piel, etc. La MULTIPLICIDAD de la realidad queda anulada en la UNICIDAD del concepto. Esto rige tanto para los términos del lenguaje corriente como para los términos del lenguaje científico. El lenguaje, pues uniformiza.
2. La estructuración del conocimiento científico nos ofrece una imagen sistemática del mundo en la cual unas cosas se siguen a las otras. Están conectadas, pero esas conexiones solamente las establece el sistema del lenguaje mediante determinadas categorías como por ejemplo la causalidad. Veamos: Si menciono el objeto “mesa”, aunque pienso en una mesa determinada, cada persona que me escuche o lea imaginará una mesa distinta.
3. Otro rasgo distintivo del lenguaje es la existencia del YO como sujeto de diversos ordenamientos intelectuales: yo pienso, yo quiero, yo amo, yo estoy triste, yo estoy alegre, yo obedezco, yo no cumplo con mis obligaciones. El uso (metafísico) del término yo (Descartes) conduce a creer que existe una sustancia que tiene unas propiedades añadidas, tal sustancia, tal yo tiene una naturaleza incambiable e inequívoca.
4. Otra característica del lenguaje es que confunde lo esencial y lo aparente, es la gramática del verbo ser, que conduce a estructuras de sujeto y predicado en las oraciones. O sea que al sujeto siempre se le agrega una propiedad: triángulo equilátero.
Las propiedades que creemos encontrar en el mundo solo se corresponden con aquellas propiedades que nosotros mismos hemos creado para describir ese mundo.
Para Nietzsche no hay otro yo que el instinto, que la inmediatez biológica de la vida que nunca es igual entre dos seres. Por tanto la idea de un yo, de un sujeto pensante único, diferente de los demás (Descartes) es otra gran ficción.
Lo que confunde:
a) La naturaleza del lenguaje se compone por términos como conceptos de clase que ocultan la individualidad de los acontecimientos.
b) La idea de un yo que parece sugerir la existencia de un sujeto que no cambia, de las operaciones intelectuales o físicas.
c) La propia gramática, estructura lingüística basada en sujetos, en esencia y en predicados o accidentes.
Porque las palabras (en realidad) son polisémicas significan cosas diferentes en diferentes contextos. Como el hecho de que muchas veces las palabras confunden con su sinonimia.
Lo real:
Todo esto hace del lenguaje un instrumento para uniformizar todas esas experiencias individuales sin poder distinguir lo verdadero y hacernos creer que nos entendemos unos con otros por el hecho de utilizar los mismos términos.
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