Devenir yuyo-hierba jugando go

 





DEVENIR YUYO – HIERBA jugando Go

La hierba o el yuyo no sirve para nada. Lo único que hace es crecer entre las plantas “útiles”, entre las piedras, entre las baldosas. Por eso, porque sólo se dedica a desbordar, Henry Miller dice que la hierba es “toda una lección de moral”. Justamente porque no sirve para nada, la hierba tiene siempre la última palabra; al decir de los taoístas, si sirviera para algo, si su existencia tuviera fines, se empequeñecería y moriría pronto. Pero la hierba no tiene principio ni fin: crece entre, en el medio. Y el medio, según Deleuze y Guattari, no es la media entre dos puntos sino la instancia que arrastra los puntos y les hace adquirir velocidad (2006: 29). La hierba, la línea abstracta, la línea del devenir, todas crecen por el medio, con la velocidad absoluta del espacio liso.


Espacio liso y no cuadriculado como el juego de ajedrez.


Mejor jugar al go.


“En  el caso del ajedrez, se trata de distribuir un espacio cerrado, así pues, ir   de un punto a otro, de ocupar un máximo de casillas con un mínimo de piezas.


En el go, se trata de distribuirse en un espacio abierto, de ocupar el espacio, de conservar la posibilidad de surgir en cualquier punto: el movimiento ya no va de un punto a otro, sino que deviene perpetuo, sin meta ni destino, sin salida ni llegada. Espacio "liso" del go frente a espacio "estriado" del ajedrez.


 El ajedrez es un juego de Estado, o de corte, el emperador de China lo practicaba. Las piezas de ajedrez están codificadas, tienen una naturaleza


interna o propiedades intrínsecas, de las que derivan sus movimientos, sus posiciones, sus enfrentamientos. Están cualificadas, el caballo siempre es un caballo, el alfil un alfil, el peón un peón.


Los peones del go, por el contrario, son bolas, fichas, simples unidades aritméticas, cuya única función es anónima, colectiva o de tercera persona: "El" avanza, puede ser un hombre, una mujer, una pulga o un elefante. Los peones del go son los elementos de un agenciamiento maquínico no subjetivado, sin propiedades intrínsecas, sino únicamente de situación.


En su medio de interioridad, las piezas de ajedrez mantienen relaciones


biunívocas entre sí, y con las del adversario: sus funciones son estructurales.


Un peón de go, por el contrario, sólo tiene un medio de exterioridad, o relaciones


extrínsecas con nebulosas, constelaciones, según las cuales desempeña funciones de inserción o de situación, como bordear, rodear, romper. Un solo peón de go puede aniquilar sincrónicamente toda una constelación, mientras que una pieza de ajedrez no puede hacerlo (o sólo puede hacerlo diacrónicamente). El ajedrez es claramente una guerra, pero una guerra institucionalizada, regulada, codificada, con un frente, una retaguardia, batallas. Lo propio del go, por el contrario, es una guerra sin línea de combate, sin enfrentamiento y retaguardia, en último extremo, sin batalla: pura estrategia…”


Deleuze-Guattari


“Mil Mesetas”




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