Yeshua es ateo
Ateo del César y sus dioses. Yeshua comenzó a criticar la religión romana y la del templo para poder abrir una nueva religación (religión) con el “Dios-otro” lo otro, lo distinto, lo singular, lo relegado. Su Reino es la constitución de una nueva sociedad fundamentada en el “don” o solidaridad como valor central y estructurante: sin deuda. La deuda es una herramienta de dominación y opresión sobre la población más débil. Allí se encuentra la lejana raíz del “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores” - hoy está eliminado del Padrenuestro - y se refería literalmente a las numerosas deudas tributarias, hipotecarias, etc que sufrían las comunidades a causa de la opresión imperial.
El Pasaje de la MUERTE (antiguo orden injusto) a la VIDA (una nueva sociedad igualitaria y fraternal) es el sentido de la PASCUA.
Jesús Subvertía el orden! Subvertir el orden establecido es ser subversivo. Por eso murió en la cruz, picaneado por los ejércitos del Imperio de su tiempo: con clavos. Si no intentamos comprender que Jesús fue “torturado” por subversivo del Imperio y de la oligarquía traidora de su nación, no podremos entender que sucedió realmente en la llamada “semana santa”.
Enrique Dussel.1969
“…Vástago de una familia judía (palestinos) de refugiados y migrantes. Echó a latigazos a los mercaderes del templo y condenó la usura. Siempre estuvo del lado del pueblo, de los oprimidos, de los excluidos, de los otros y las otras estigmatizadas como María Magdalena. Crítico implacable del imperialismo de su tiempo…”
Atilio Boron. 2017
“Ante un mínimo esfuerzo que hagamos por descolonizar a Jesucristo observaremos cómo, automáticamente, su palabra se vuelve hospitalaria respecto a comunidades y gentes ajenas a la cristiandad”. Este es el Padrenuestro en arameo, su lengua original:Abûn dëbashmayyâ' Padre/Creador nuestro de los cielos,
netqaddash shëmâk sea consagrado tu Nombre.
tite' malkûtâk Viene tu Reino:
nehwe' sebyânâk se cumple tu deseo,
'aykannâ' dëbashmayyâ' así en los cielos
'âf barᵒâ' como en la tierra.
hab lan lahmâ' Danos el pan
dësûnqânan yawmânâ' de la necesidad nuestra, diariamente,
washbûq lan hawbayn libranos de las deudas nuestras,
'aykanna' dâf hënan así como también nosotros
shëbaqn lëhayyâbayn hemos liberado a nuestros deudores.
wëlâ' ta'lan lënesyûnâ' Y no nos metas en apuros,
'el-lâ' passán men bishâ' sino ponnos a salvo de lo dañino.
mettul dedilák malkûtâ' Porque tuyo es el Reino,
wehayla' wêteshbûhtâ' y la Fuerza y la Gloria,
1°âlam âlmîn por el siglo de los siglos.
Vicente Haya.2020
“Ahí empezaron a acusarlo [las autoridades religiosas de Israel] diciendo: Hemos comprobado que este hombre [Jesús] rebela a la nación [...] Está sublevando al pueblo [...] Les dijo [Pilato]: Ustedes me presentaron a este hombre acusándolo de agitador del pueblo" (Lucas 23, 1, 4 y 14). “Entonces Pilato pronunció la sentencia que ellos reclamaban" (Lucas 23, 24). “Y en ese mismo día, Herodes [oligarca hebreo dependiente] y Pilato [representante del Imperio], de enemigos que eran se hicieron amigos".(Lucas 23, 12-13).
Yeshua es un personaje histórico. Nació en una complicada época, vivió en un espacio geográfico hostil y marginado. No puede interpretarse su accionar sin conocer el contexto del momento en Palestina, Galilea y la aldea de Nazaret bajo la opresión del primer imperio globalizado de la historia, Roma.
Han pasado dos mil años que las Iglesias, los sacerdotes y “pastores” del status quo confunden el verdadero mensaje revolucionario del Profeta. Dos mil años de engañar, matar y someter en su nombre.
Su práctica, su proyecto y su mensaje sostenido por un evangelio anti-imperial establecía las bases para la refundación del Reino de Dios (fundado hacía 1200 años por Moisés): desde les pobres, desde les marginales y desde la periferia.
Su mensaje a esxs pobres que les habían hecho creer que no valían nada, era perfecto para que todo funcionara bien bajo el orden establecido; pero si de pronto alguien como Yeshua les pone de pie y les hace tomar conciencia de que “son”, de que valen, entonces tiembla el poder del dominador. La comunidad de pobres se levanta como rebelión porque el profeta le ha anunciado que son libres por destino.
Cuando un pueblo se levanta y se pone en camino, la dominación “pacífica” se transforma en represión, es decir, la violencia oculta se manifiesta” (Dussel).
Yeshua al anunciar la liberación del pueblo, avanza como artífice de un Reino nuevo. De un mundo nuevo. De una comunidad nueva planta el sentido político de proclamar al Mesías como el verdadero “hijo de Dios”, aquí yace un claro sentido antiimperial oponiéndose al hijo del Dios impuesto por el poder: a) El emperador que se creía divino, b) Poncio Pilato que se creía mandatario de Dios en Palestina y c) los sacerdotes del Sanedrín, que se sentían los delegados de Dios.
Entonces cuando Yeshua dijo que era Dios cundió el espanto. El poder exclamó al unísono: Si tú eres Dios, entonces, ¿nosotros qué somos? Dijeron: está mintiendo. Y lo mataron por haber blasfemado, porque ellos se creían Dios o mandatarios de Dios. Se había divinizado el orden establecido.
Jesucristo propone la liberación de la opresión esclavista por eso el evangelio comienza en el desierto, en los márgenes: lo que está fuera de la “civilización”. El evangelio se anuncia desde los bordes, no desde el centro; desde Galilea, no desde Jerusalén; desde el campo, no desde la ciudad; desde lxs marginadxs, no desde los ricos y poderosos; desde la sinagoga, no desde el templo. El desierto es el lugar donde se reúnen sus seguidorxs; el desierto es donde se construye el movimiento del Reino de Dios a partir de una confederación tribal mediante un gran pacto entre las diferentes y múltiples tribus oprimidas y con un firme carácter antimonárquico, anti-jerárquico, igualitario, anti-tributario, antimilitarista y solidario.
Yeshua es ateo del César. Yeshua comenzó a criticar la religión romana y la del templo para poder abrir una nueva religación (religión) con el “Dios-otro” lo otro, lo distinto, lo singular, lo relegado. Su Reino es la constitución de una nueva sociedad fundamentada en el “don” o solidaridad como valor central y estructurante: sin deuda. La deuda es una herramienta de dominación y opresión sobre la población más débil. Allí se encuentra la lejana raíz del “perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a nuestros deudores” - hoy está eliminado del Padrenuestro - y se refería literalmente a las numerosas deudas tributarias, hipotecarias, etc que sufrían las comunidades a causa de la opresión imperial.
El perdón de los “pecados” se obtenía mediante ritos fijados por el sacerdocio y realizados en el templo del poder en Jerusalén. Los profetas siempre habían cuestionado esa práctica. Para ellos el perdón de los pecados no dependía de determinados ritos sino de la práctica de la justicia, del cambio de actitud (Pecado en griego antiguo significa errar, equivocarse). En cambio el Juan el Bautista, y luego Yeshua, harán depender el perdón de los pecados a partir de la “conversión” en una persona nueva para una sociedad nueva, para un mundo nuevo que para el Bautista se expresa ritualmente en el bautismo que no se realiza dentro del “templo” sino en las afueras, en el Jordán (en la periferia) y que significa un cambio radical en la integridad humana.
El anuncio que hace el Mesías del Reino de Dios va directamente en contra del “reino herodiano” de Galilea en manos de Herodes Antipas; en contra de la dominación sacerdotal con centro
en el templo de Jerusalén; en contra de la autoridad de los escribas que “interpretaban” la ley por los demás y; fundamentalmente en contra del imperio romano. Todos estos son los enemigos, coordinados hegemónicamente por Roma, quienes terminarán con Jesús de Nazaret en la cruz, como elemento peligroso del Estado romano.
A pesar de todo esto, el movimiento impulsado por Yeshua no puede detenerse. El Reino circula, avanza, va hacia las aldeas, centro de su actividad. Constituye el lugar de encuentro de los campesinos, el lugar del trueque, sin monedas, cara a cara. Por todo lo que representan tienen que llevar una vida de clandestinidad, dibujando redes en todo el territorio. La práctica consiste en dar vida, en poner de pie a les pobres y dominades haciéndoles entender su situación. Es una imparable y contagiosa toma de conciencia que carcome el sistema dominante; los dominadores comienzan a sentir que sus privilegios se encuentran amenazados, y así se inicia el conflicto, la guerra contra el líder y sus seguidores como letales enemigos.
La lucha es el mensaje y la práctica de los militantes del reino: ¿cómo? festiva, alegre y compartida; expresado mediante el banquete o la mesa común; una nueva sociedad: fraternal, liberada.
El significado fundamental de la Cena se encuentra en el gesto de partir el pan antes de entregarlo. Ello significa que el pan, la base de esa economía, se comparte. Lo mismo sucede con el vino, la bebida por excelencia de la fiesta, de la alegría que se da en la comensalidad.
El reino consiste esencialmente en el compartir, que significa la plena realización de la intersubjetividad.
La cena es un ritual comunitario, es la acción de compartir y eso comenzaba a traducirse a la vida real.
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