La servidumbre voluntaria

 


Servidumbre voluntaria





La servidumbre voluntaria es un tema complejo que ha sido discutido y debatido durante siglos. También se conoce como "la sumisión voluntaria" o "la servidumbre política". El concepto se refiere a la idea de que los individuos aceptan voluntariamente ser subordinados a un poder superior, sin resistirse o rebelarse contra él. En otras palabras, las personas se someten a una autoridad sin necesidad de coacción externa, sino por su propia voluntad.


La idea de la servidumbre voluntaria fue popularizada por el filósofo francés Étienne de La Boétie en su obra "Discurso sobre la servidumbre voluntaria" (1549). La Boétie cuestionó por qué la gente acepta voluntariamente ser gobernada por un poder superior, incluso si ese poder les oprime y les causa sufrimiento. Argumentó que la servidumbre voluntaria es una forma de sumisión psicológica, en la que las personas se rinden ante el poder y aceptan su dominio como algo natural.


La teoría de La Boétie se basa en la premisa de que el poder político no es intrínsecamente malo, sino que se vuelve opresivo cuando se abusa de él. Según él, los gobernantes abusan de su poder al crear leyes injustas y al tratar a sus súbditos como si fueran propiedad suya. La Boétie sostiene que los gobernantes no pueden mantener su poder sin el consentimiento de los gobernados, ya que la mayoría de las personas superan en número a los gobernantes. Si la gente se rebelara contra el poder, podrían acabar con él fácilmente.


Sin embargo, La Boétie reconoce que es difícil para las personas rebelarse contra el poder, incluso si es opresivo. Argumenta que la servidumbre voluntaria se debe a una combinación de factores, como la ignorancia, la costumbre y el miedo. Las personas no se rebelan porque no conocen sus derechos, porque han aceptado el poder como algo natural o porque temen las consecuencias de la rebelión.


La idea de la servidumbre voluntaria ha sido criticada y debatida por muchos filósofos y pensadores a lo largo de los siglos. Algunos argumentan que la teoría es simplista y que no tiene en cuenta la complejidad del poder político. Otros argumentan que la servidumbre voluntaria es real y que se puede observar en la sociedad contemporánea.


Uno de los principales críticos de La Boétie fue el filósofo inglés Thomas Hobbes, quien argumentó que el poder político es necesario para mantener el orden y la estabilidad en la sociedad. Hobbes sostuvo que los individuos aceptan voluntariamente someterse a un poder superior, ya que es la única forma de garantizar su seguridad y bienestar. Según Hobbes, la vida sin el poder político sería solitaria, pobre, miserable, brutal y corta.


Otros filósofos como Jean-Jacques Rousseau y John Locke también han debatido sobre la naturaleza del poder político y la servidumbre voluntaria. Rousseau argumentó que los individuos tienen derechos naturales e inalienables y que el poder político debe basarse en el consentimiento de los gobernados.  






 

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